LA EDAD DE LOS METALES
Los primeros metales seguramente se utilizaron tras darles forma por golpes. En algún momento se pensó que «la fogata fue el horno de fundición original». Ya no. Y por una sencilla razón: hacia el año 4000 a. C. el calor producido por los hogares no habría sido suficiente para el proceso. Sin un tiro forzado, «una hoguera puede proporcionar bastante calor para cocinar la comida y calentar los pies… pero no produciría una temperatura superior a los 600º o 650º. Los minerales de cobre como la malaquita, el más fácil de emplear, no se reducen a temperaturas menores a los 700º u 800º C, y el cobre metálico no se funde por debajo de los 1083º C». Pero no es sólo la temperatura lo que descarta las hogueras. No estando encerradas, la atmósfera no habría sido propicia para la «reducción» (separación). Para el quinto milenio a. C. los hornos de dos cámaras, con el fuego abajo y los cacharros arriba, habían ya evolucionado hasta alcanzar temperaturas de 1200º C, en lugares como